Uno de nuestros más prolíficos y cultivados compositores fue Juan Bautista Plaza. En 1915 comenzó a formalizar sus conocimientos musicales con el profesor Jesús María Suárez. En 1920, gracias al empeño de monseñor Ricardo Bartoloni, quien había conocido al joven Plaza en el Colegio Francés, recibió una beca del Cabildo Metropolitano de Caracas para realizar estudios en la Pontificia Escuela Superior de Música Sagrada, Roma. A su regreso, en 1923, Plaza asumió el cargo de organista y maestro de capilla en la catedral de Caracas, el cual conservó por veinticinco años. En 1924 recibió la cátedra de Armonía de la Escuela de Música y Declamación. El año 1931, fundó en la Escuela de Música y Declamación la cátedra de Historia de la Música. Entre los años 1933 y 1944 clasificó y restauró los manuscritos del Archivo de Música Colonial Venezolana, hoy en manos del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional. En 1945 siendo director de Cultura y Bellas Artes, creó la Escuela Preparatoria de Música, actual Escuela de Música Juan Manuel Olivares, de la cual fue su director entre 1948 y 1962. Desarrolló una importante labor divulgativa como crítico musical y conferencista. Sus escritos sobre música colonial venezolana se destacan por su gran rigor analítico y por sus calificados juicios. Estos trabajos han sido recogidos en el texto Temas de Música Colonial Venezolana, editado en 1991 por la Fundación Vicente Emilio Sojo. Su catálogo de obras comprende más de trescientos títulos que abarcan obras religiosas, para orquesta, coro y orquesta, coro a capella, canto y piano, de cámara, entre las cuales están: Elegía para corno inglés y orquesta de cuerdas, 1923.Poema sinfónico El Picacho Abrupto, 1926.Fuga Criolla, para orquesta de cuerdas, 1931.Siete Canciones Venezolanas, sobre poesía de Luis Barrios Cruz, 1932.Misa de Réquiem, 1933.Nocturno, para piano, 1951.Díptico Espiritual para trío de cuerdas y piano, 1952.Diferencias sobre un aire venezolano, para violonchelo y piano, 1953.Sonata a dos pianos, 1955.Divertimento, para flauta, violín, violonchelo y piano. Pequeña Ofrenda Lírica, para bandoneón.
Tomado del Libro: Sonido que Es Imagen… Imagen que es Historia
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